El mundo del yachting argentino despedió a Martín Billoch, uno de sus pioneros y máximos exponentes, quien falleció a los 65 años tras luchar contra la leucemia. Su legado en el deporte permanece intacto.
La comunidad náutica argentina se encuentra consternada tras confirmar el fallecimiento de Martín Billoch, a los 65 años, víctima de una cruel leucemia.
Reconocido como uno de los antecedentes más importantes en la historia del yachting en el país, la pérdida de este deportista deja un vacío difícil de llenar, no solo por su talento y pasión, sino por su enorme contribución al desarrollo de la navegación y la competencia en Argentina.
Martín Billoch nació el 5 de noviembre de 1958 en una familia con profunda pasión por el agua y los deportes marítimos. Desde pequeño, su familia, encabezada por sus padres Patricio Billoch e Inés Tasso, transmitió su amor por la náutica, inculcándole una vocación que marcaría toda su vida.
Su primer contacto con el agua fue en los canales del Delta del Paraná, junto a su hermano Francisco, conocido como Paco, quien le enseñó los primeros trucos para navegar, y a partir de los cuales desarrolló su talento y pasión.
En 1974, en Suiza, Billoch alcanzó un logro que marcaría un hito en su carrera: se convirtió en el primer argentino en ganar el campeonato mundial en la categoría Optimist, destinada a jóvenes principiantes en vela.
Este éxito no solo fue un símbolo de talento sino también un ejemplo de perseverancia para futuras generaciones. La familia Billoch se convirtió en un referente del deporte náutico en Argentina, y la historia de su primer barco, un barco de madera llamado A1, se convirtió en un símbolo del espíritu de lucha y pasión que los caracterizó.
A lo largo de los años, Martín acumuló múltiples logros en su trayectoria deportiva. Fue subcampeón mundial en la clase Cadet, en la que empezó a navegar a los siete años, y campeón argentino en las categorías Optimist y 470. En 1995, obtuvo una medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata en doble con Juan Pablo Zuzzi. Además, en Atlanta 1996, lograron un destacado séptimo lugar en vela olímpica, marcando un hito en la historia del deporte nacional.
Entre sus amigos y colegas, la figura de Santiago Lange es particularmente significativa. Ambos compartieron muchos fines de semana en los clubes náuticos y forjaron una amistad basada en la competencia y el respeto mutuo. Lange recuerda con emoción los días en que, con una infancia rodeada de barcos y aguas argentinas, Billoch le enseñó no solo técnicas de navegación, sino también valores esenciales como la perseverancia y la pasión.
A lo largo de su vida, Billoch también destacó como arquitecto naval y diseñador de embarcaciones, aportando a la innovación y eficiencia en el diseño marítimo.
En los últimos años, no solo se dedicó a competir, sino que también disfrutó del mar en su tiempo libre. En 2024, a sus 65 años, cruzó el Atlántico en una travesía de 49 días junto a sus tres hijos, demostrando que su pasión por el agua seguía vigente hasta el último momento.
Su legado se mantiene vivo en las generaciones actuales, quienes ven en su historia un ejemplo de dedicación, talento y amor por el deporte náutico.
La comunidad náutica argentina y latinoamericana despide a un auténtico pionero, cuyo paso por los mares y lagos del mundo dejó una huella imborrable en la historia del yachting nacional e internacional.