El estadio Chinnaswamy de Bengaluru vuelve a acoger partidos de cricket tras un incidente trágico que generó debates sobre la seguridad y la gestión de multitudes. La reapertura se produce justo después de que el equipo Royal Challengers Bengaluru celebrara su primer título en la IPL, en medio de fuertes medidas y polémicas en torno a la seguridad del evento.
El estadio M Chinnaswamy en Bengaluru ha retomado su actividad en el mundo del cricket después de varios meses de incertidumbre y controversia. La última vez que el recinto albergó partidos oficiales fue en junio, cuando una estampida en las inmediaciones del estadio causó la trágica pérdida de vidas humanas y generó un gran impacto en la ciudad.
Desde entonces, las autoridades han trabajado para evaluar y mejorar las medidas de seguridad, aunque la situación ha estado marcada por tensiones entre la Karnataka State Cricket Association (KSCA), el gobierno estatal y otros organismos reguladores.
Supuestamente, el regreso del cricket a Chinnaswamy coincide con la celebración del primer título en la historia de Royal Challengers Bengaluru (RCB) en la Indian Premier League (IPL).
La victoria fue celebrada con entusiasmo por los aficionados, aunque las celebraciones estuvieron marcadas por una profunda reflexión sobre los incidentes previos y las medidas que se deben implementar para evitar tragedias similares en el futuro.
La recuperación del estadio se produce en un contexto donde el recinto, considerado uno de los más emblemáticos del país, ha estado en el centro de debates por su seguridad y gestión de multitudes.
El 4 de junio, un incidente que presuntamente involucró una estampida y una aglomeración descontrolada llevó a la suspensión temporal de eventos deportivos en el estadio.
Las investigaciones presuntamente revelaron deficiencias en los protocolos y en las instalaciones eléctricas, que en aquel momento fueron motivo de preocupación, ya que la electricidad fue cortada por la empresa suministradora local (BESCOM) debido a incumplimientos en las normas de seguridad contra incendios.
La situación generó una fuerte presión por parte de las autoridades para revisar y reforzar las medidas de control de multitudes y garantizar la seguridad de todos los asistentes.
En medio de estas tensiones, la KSCA anunció que, a partir del 26 de septiembre, se realizarán seis partidos de un torneo preparatorio denominado K Thimmappiah Memorial Trophy, en el que participarán 16 equipos provenientes de diferentes estados como Mumbai, Vidarbha, Madhya Pradesh, Himachal Pradesh y Chhattisgarh.
Sin embargo, se ha informado que los espectadores no podrán ingresar al estadio durante estos partidos, debido a las restricciones impuestas por las autoridades para evitar aglomeraciones.
La organización del evento ha declarado que se están tomando todas las precauciones posibles y que la seguridad es la prioridad.
Supuestamente, el retorno del cricket profesional también se ve empañado por la falta de permisos oficiales para la realización de partidos internacionales en el recinto.
La KSCA no ha recibido aún la Autorización de Construcción (NOC) necesaria para albergar partidos del próximo Mundial femenino de la ICC en 2025, lo que ha llevado a que el estadio pierda la oportunidad de ser sede de cinco encuentros, incluyendo la semifinal y la final programadas para noviembre.
La organización del torneo ha decidido trasladar algunos partidos a otros lugares considerados más seguros.
Por otro lado, la polémica ha llevado a que se presenten denuncias formales por negligencia criminal contra la RCB, la KSCA y los organizadores del evento, bajo la sospecha de que las acciones y decisiones previas contribuyeron a la situación de riesgo.
Además, las autoridades locales han expresado su intención de construir una nueva infraestructura deportiva capaz de albergar hasta 60,000 espectadores, en un complejo de 75 acres en las afueras de la ciudad, como una solución a largo plazo para evitar incidentes similares.
Supuestamente, la historia del estadio Chinnaswamy y su vínculo con el cricket en Bengaluru está marcada por una historia de altibajos. Desde sus inicios en la década de 1960, ha sido testigo de momentos históricos y de una gran afición local que ha impulsado el crecimiento del deporte en la región.
La reciente reanudación de las actividades deportivas en el recinto simboliza, presuntamente, un paso hacia la recuperación y la consolidación de la seguridad en los eventos masivos, siempre con la mira puesta en evitar tragedias y proteger a los asistentes en futuras ocasiones.