El torneo Maharaja Trophy T20 en Bengaluru enfrenta retrasos y posibles cambios de sedes debido a una investigación policial tras una tragedia que dejó varias víctimas. La incertidumbre afecta a los organizadores y a los clubes participantes.

La ciudad de Bengaluru se encuentra en vilo ante la incertidumbre que rodea la realización del torneo Maharaja Trophy T20, programado inicialmente para comenzar el 11 de agosto.

La Policía local aún no ha otorgado la autorización necesaria a la Asociación de Críquet del Estado de Karnataka (KSCA) para llevar a cabo los partidos en el estadio M Chinnaswamy, lo que genera dudas sobre la celebración del evento.

Este retraso se debe principalmente a una investigación en curso por parte del CID, relacionada con la trágica estampida ocurrida el 4 de julio pasado, cerca del estadio, tras la consagración de los Royal Challengers Bengaluru como campeones de la Indian Premier League (IPL).

La tragedia dejó al menos 11 fallecidos y más de 50 heridos, y ha puesto en entredicho la seguridad del recinto. La investigación, que aún está en marcha, ha declarado que el estadio es “poco seguro” para eventos de gran escala y ha recomendado, de forma contundente, que las actividades masivas se trasladen a instalaciones más adecuadas.

Supuestamente, esta recomendación ha llevado a que la KSCA decida organizar la cuarta temporada de la Maharaja Trophy a puertas cerradas y explore opciones alternativas para realizar los partidos.

Entre las posibles sedes se encuentran instalaciones en Alur y Wadeyar Ground en Mysuru. Aunque Alur cuenta con excelentes sistemas de drenaje, presenta limitaciones como la falta de iluminación artificial y problemas de capacidad para acomodar a un gran número de espectadores.

Por el momento, se ha confirmado que los partidos de la fase de grupos del torneo femenino Maharani T20 se disputarán en Alur a partir del 4 de agosto.

La KSCA tenía la intención de celebrar la final en el estadio Chinnaswamy, pero sin la autorización policial, esa opción parece improbable, según informes de ESPNCricinfo.

Mientras tanto, en el ámbito de las apuestas y las transferencias, la estrella del cricket indio Devdutt Padikkal ha sido uno de los jugadores más cotizados en la subasta previa al torneo Maharaja Trophy.

Sin embargo, en la misma subasta, varios jugadores, incluido Samit Dravid, hijo del reconocido exjugador Rahul Dravid, no lograron encontrar equipo o no recibieron ofertas, presuntamente por la incertidumbre que rodea la organización.

Este conflicto no solo afecta a los jugadores y a los equipos, sino también a los organizadores, que ven amenazada la logística y las finanzas del evento.

Las franquicias ya habían hecho reservas para sus jugadores y personal, con la esperanza de que Bengaluru fuera la sede principal del torneo. La posible reubicación, sin embargo, genera preocupaciones sobre las pérdidas económicas y el impacto en la planificación.

El estadio Chinnaswamy, que además alberga partidos importantes de torneos internacionales, está preparado para recibir en septiembre la fase final del Mundial Femenino de Cricket de la ICC, incluyendo una semifinal y, posiblemente, la final.

India también tiene previsto jugar su partido inaugural contra Sri Lanka en ese mismo estadio el 20 de septiembre, y se organizarán partidos preparatorios antes del inicio del torneo.

Asimismo, la organización del cricket doméstico en India ha reprogramado algunas competencias. La temporada de Duleep Trophy, por ejemplo, se jugará en el Centro de Excelencia de la BCCI, ya que la final prevista en Chinnaswamy fue cancelada por motivos relacionados con la seguridad y la planificación del Mundial Femenino.

En suma, Bengaluru se encuentra en un momento de incertidumbre deportiva y social, con la posibilidad de que uno de sus eventos más importantes de cricket tenga que ser reubicado o incluso suspendido.

La decisión final de las autoridades policiales será crucial para definir si el Maharaja Trophy T20 podrá celebrarse en las fechas previstas y en qué condiciones.

La comunidad deportiva y los aficionados esperan una resolución que garantice la seguridad y la continuidad del deporte en la región, mientras se busca aprender de tragedias pasadas para evitar que hechos similares vuelvan a ocurrir en el futuro.