El club argentino atraviesa una profunda crisis interna y deportiva, con posibles cambios en su Consejo de Fútbol y una serie de malos resultados que amenazan su estabilidad. La figura de Juan Román Riquelme y el entrenador Miguel Ángel Russo están en el centro de las decisiones.

Boca Juniors, uno de los clubes más importantes del fútbol argentino y mundial, enfrenta en la actualidad una de las crisis más profundas en su historia reciente.

La combinación de resultados adversos en el campo y una interna cada vez más tensa en la dirigencia ha puesto en jaque la estabilidad del club. La reciente racha negativa de siete partidos sin victorias y la eliminación de la Copa Argentina, también en el Mundial de Clubes, han generado un clima de incertidumbre y preocupación entre los aficionados y los dirigentes.

El regreso de Miguel Ángel Russo al banco de suplentes, con la esperanza de revertir la situación, no ha tenido los resultados esperados. La llegada del técnico, que fue el último en levantar la Copa Libertadores en 2018, parecía una apuesta segura en un principio, pero las expectativas se vieron truncadas por un rendimiento irregular y cuestionamientos por parte de la prensa y la hinchada.

La situación se agravó aún más con figuras como Leandro Paredes, quien fue recibido con entusiasmo en La Bombonera, pero cuyos momentos en el campo no lograron consolidar su rendimiento, mostrando que incluso los campeones del mundo pueden atravesar dificultades.

En medio de esta coyuntura, la figura de Juan Román Riquelme, máximo responsable del Consejo de Fútbol y símbolo del club, se ha visto en el centro de las críticas.

Aunque públicamente intenta minimizar los problemas, en el interior de la institución se barajan cambios en su estructura. Riquelme, que ha tomado decisiones fundamentales en su gestión actual, evalúa modificar la composición del Consejo, incluso la posibilidad de disolverlo y reemplazarlo por un modelo distinto, quizás con un director deportivo que aporte mayor expertise en la gestión deportiva.

El Consejo de Fútbol, actualmente conformado por su hermano Sebastián (apodado Chanchi) y otros exjugadores como Marcelo Delgado, Raúl Cascini, Mauricio Serna y Jorge Bermúdez, ha sido objeto de debate.

Mientras algunos buscan mantener su funcionamiento, otros consideran que ya no es efectivo. De hecho, la reciente salida de Cascini, quien es considerado un cercano colaborador de Riquelme, ha alimentado los rumores sobre cambios profundos en la estructura.

Asimismo, rumores indican que podrían incorporarse figuras reconocidas del fútbol argentino, como Carlos Navarro Montoya y Alberto Márcico, en roles de acompañamiento o asesoramiento para fortalecer la gestión del club.

Hasta el momento, ambos rechazaron haber recibido alguna propuesta formal de Riquelme, aunque en el ambiente se escuchan muchas especulaciones.

Navarro Montoya, ex arquero e ícono del club, ya trabajó en Boca en 2019 como coordinador de divisiones inferiores, y su regreso fue visto con buenos ojos por algunos sectores, aunque no se descarta que la directiva apueste por un cambio más profundo.

Por su parte, Márcico, también histórico jugador del club y amigo cercano de Riquelme, expresó públicamente su deseo de que la gestión del club mejore y que las decisiones actuales beneficien a Boca.

¿Será suficiente una reestructuración interna para revertir la mala racha y devolver la gloria a Boca? La incertidumbre reina en La Boca: los resultados deportivos y la estabilidad institucional están en juego.

La dirigencia, con Riquelme a la cabeza, tendrá que decidir si los cambios serán solo de apariencia o si realmente podrán cambiar el rumbo del club y devolverlo a la senda del éxito.