Olimpo se consagró campeón en una serie de cinco partidos que mantuvo en vilo a Bahía Blanca, con un final dramático y un pequeño enfrentamiento que sacudió la apasionada final del torneo local de básquet. La competencia, marcada por la intensidad y el fervor de los aficionados, reafirmó la pasión por este deporte en la ciudad, conocida por su historia en el baloncesto argentino.
La pasión por el básquet en Bahía Blanca se volvió a sentir con intensidad en la reciente final del torneo organizado por la Asociación local de básquet (ABB).
Esta ciudad, famosa por haber dado al mundo a Emanuel Ginóbili y a otros grandes exponentes del deporte, vivió días de gran emoción con una serie de cinco partidos que enfrentó a Olimpo y Napostá, dos equipos históricos que representaron con dignidad y fervor a la comunidad.
La serie culminó en un enfrentamiento que resultó ser uno de los más emocionantes en la historia reciente del básquet bahiense. Todos los encuentros se jugaron en el emblemático estadio Osvaldo Casanova, que con capacidad para más de 3,000 espectadores se convirtió en un ícono de la pasión local.
La afluencia de público fue notable, con llenos que demostraron que el deporte sigue siendo una de las principales expresiones culturales de la ciudad.
Olimpo, un club con larga tradición y que fue campeón en varias oportunidades en sus épocas de mayor gloria, logró imponerse en un final dramático que se decidió en el último segundo.
El tercer juego, disputado en un tiempo reglamentario empate y que necesitó de un prolongado tiempo extra, fue decisivo. En ese partido, el equipo dirigido por Juan Cruz Santini mostró garra y determinación, concretando un marcador final de 92-88 en favor del aurinegro, que le otorgó su décimo título en la historia del básquet local.
El protagonista indiscutido fue Fausto Ruesga, un alero de 25 años y 1,98 metros de altura, que fue designado MVP de la final. Ruesga, quien ya había pasado por clubs en España y por la selección argentina, retornó a Bahía Blanca en junio y con su rendimiento goleador y liderazgo munió a Olimpo para coronarse campeón.
La celebración tras el pitazo final fue multitudinaria, con los hinchas invadiendo la cancha, levantando en brazos a los jugadores y cantando con entusiasmo, en una muestra genuina de la identidad y el amor por el club.
La copa, que fue llamada “Bebe” Storti en homenaje a uno de los pioneros del básquet local y fallecido a los 93 años, fue entregada en una ceremonia que refuerza el valor histórico del deporte en Bahía.
Sin embargo, la final no estuvo exenta de momentos de tensión. En el cuarto partido, un incidente en la platea empañó la fiesta.
Durante un tumulto, un simpatizante de Olimpo arrojó una botella de agua que pasó cerca del árbitro y de un jugador visitante, generando inquietud en la organización.
Minutos después, un dirigente del club fue agredido con un golpe de puño por un familiar de un jugador de Olimpo. La policía intervino rápidamente para detener al agresor, que fue sancionado con una suspensión de cuatro años, prohibiéndole ingresar a partidos oficiales.
Este episodio, aunque aislado, motivó una reunión entre las autoridades de los clubes, la ABB y la policía, que lograron mantener la tranquilidad y reanudar el encuentro para culminar la serie en igualdad y definir al campeón en el quinto juego, que también fue jugado sin incidentes.
Bahía Blanca, que ha visto momentos difíciles en su historia deportiva, como la pérdida de su equipo de fútbol en Primera división y las recientes inundaciones que afectaron a la ciudad en marzo de 2025, reafirmó su pasión y su identidad a través del básquet.
La victoria de Olimpo no solo significó un título más, sino también una muestra de la resistencia y el amor por un deporte que sigue siendo una pieza fundamental en la cultura local.
Con esta final memorable, Bahía Blanca se consolida como una de las principales capitales del básquet argentino, donde la historia, la pasión y el espíritu deportivo se unen en cada juego y en cada celebración.