La comunidad autónoma de Castilla y León presenta su apoyo a la futura regulación del vino en la Unión Europea, promoviendo la innovación, el relevo generacional y estrategias sostenibles para fortalecer un sector clave en su economía.
La vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Isabel Blanco, ha manifestado públicamente el respaldo de la comunidad autónoma a la próxima normativa de la Unión Europea sobre el sector vitivinícola.
Este apoyo llega en un momento en que la región, que cuenta con una historia vinícola que se remonta a la Edad Media, continúa consolidándose como uno de los principales productores de vino de calidad en Europa.
Supuestamente, Castilla y León genera alrededor de 1.200 millones de euros anuales en ingresos procedentes de la venta de vino, contribuyendo con aproximadamente el 3,5 % del Producto Interior Bruto (PIB) regional.
Además, se estima que el sector emplea directamente a más de 36.000 personas, en su mayoría en zonas rurales, donde el viñedo ha sido durante siglos un pilar fundamental de la economía local.
Durante su intervención en el último pleno del Comité de las Regiones de la Unión Europea, Blanco propuso que las políticas de apoyo al sector vitivinícola, especialmente aquellas relacionadas con el relevo generacional y la innovación, se extiendan a todos los países miembros.
Esto, según la vicepresidenta, facilitaría la sostenibilidad del sector y garantizaría su futuro ante los retos del cambio climático y la globalización.
Supuestamente, la normativa europea en discusión contempla medidas para potenciar la innovación en productos, como vinos con menor graduación alcohólica, y fomentar nuevas formas de comercialización, incluyendo la digitalización de las etiquetas mediante códigos QR estandarizados.
La propuesta también aboga por la armonización de las etiquetas a nivel europeo para simplificar el comercio y mejorar la transparencia para los consumidores.
Castilla y León, que posee 16 denominaciones de origen y más de 84.000 hectáreas de viñedo, se ha posicionado como una de las regiones más innovadoras en el sector, con una producción anual aproximada de 300 millones de kilos de uva.
La región también es líder en exportaciones de vino de calidad, que suponen cerca del 8 % del total de las ventas internacionales del sector agroalimentario español.
En 2023, las exportaciones de vino de Castilla y León crecieron un 28 % respecto a años anteriores, alcanzando cifras cercanas a los 250 millones de euros, lo que equivale a unos 220 millones de euros.
Supuestamente, para seguir fortaleciendo este sector, la Junta ha destinado en 2023 unos 6,5 millones de euros en ayudas a través del Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola (PASVE).
Estas ayudas incluyeron fondos para reestructuración del viñedo, modernización de bodegas y acciones de promoción internacional. Además, con la puesta en marcha de la ‘Intervención Sectorial Vitivinícola 2024-2027’, se han destinado cerca de 32 millones de euros en inversiones y promoción, con la intención de consolidar aún más la posición de Castilla y León en el mercado global.
Supuestamente, también se están promoviendo iniciativas para impulsar la sostenibilidad y la investigación, enfocadas en buscar variedades de uva resistentes a enfermedades y en la aplicación de tecnologías más eficientes para la extracción y producción.
La fiscalidad favorable y el apoyo a la innovación tecnológica pretenden hacer al sector más competitivo y respetuoso con el medio ambiente.
El sector vitivinícola en Castilla y León, que abastece a más de 750 bodegas, produce una media de 2,2 millones de hectolitros de vino al año, representando el 5,5 % de la producción nacional.
La vicepresidenta ha resaltado la importancia de mantener y potenciar estas cifras, no solo por su valor económico, sino también por su papel en la fijación de población en zonas rurales y en la lucha contra la despoblación.
Supuestamente, la adopción de medidas europeas en apoyo del sector, junto con las políticas autonómicas, aseguran un futuro prometedor. La estrategia también contempla la promoción del turismo vitivinícola como una fuente adicional de desarrollo rural, además de la creación de sinergias entre los fondos europeos de cohesión y agricultura para invertir en infraestructuras sostenibles.
En conclusión, Castilla y León busca consolidar su liderazgo en el sector del vino mediante políticas innovadoras y sostenibles, que aseguren la continuidad de su tradición vinícola y el bienestar de sus pueblos, alineándose con los objetivos de la Unión Europea para un futuro más verde y competitivo.