La Administración autonómica adopta medidas extraordinarias para controlar la población de jabalíes y prevenir la propagación de la Peste Porcina Africana en Castilla y León.

En un esfuerzo por fortalecer las acciones de prevención frente a la Peste Porcina Africana, la Junta de Castilla y León ha anunciado una serie de medidas excepcionales dirigidas a controlar la población de jabalíes en toda la comunidad autónoma.

Estas nuevas directrices, supuestamente motivadas por la creciente preocupación de que la enfermedad pueda extenderse rápidamente, incluyen cambios en las regulaciones cinegéticas y en los procedimientos de control poblacional.

El consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quintones, informó durante una reunión con la Federación de Caza de Castilla y León que estas medidas buscan actuar de manera rápida y efectiva.

La declaración de emergencia cinegética, supuestamente aprobada en el Consejo de Gobierno, permite ampliar las posibilidades de intervención, tanto mediante la caza como con otros métodos de control, sin las restricciones habituales.

Supuestamente, la orden establece que durante la temporada cinegética, que tradicionalmente abarca desde el cuarto domingo de octubre hasta el cuarto domingo de enero, se eliminan los límites de cupo de jabalíes en los planes de caza.

Además, se autoriza la utilización de modalidades como el rececho, el aguardo y la caza en mano, incluso en modalidades nocturnas con visores, siempre que exista autorización del propietario del coto.

También, se permite la caza en modalidades tradicionales como el salto —en solitario o con perro— y la montería, en todos los cotos, sin restricciones en el número de cacerías.

Supuestamente, estas medidas también incluyen la posibilidad de repetir manchas ya cazadas y la eliminación de superficies mínimas para la celebración de estas actividades.

La alimentación suplementaria de origen vegetal, destinada a aumentar la efectividad en la reducción de la población de jabalíes, también se ha autorizado, igual que la caza de otros suidos silvestres, como el cerdo vietnamita y sus híbridos.

En materia de control poblacional, la orden permite actuaciones durante todo el año, incluso en terrenos no cinegéticos, como zonas urbanas, áreas de seguridad y vedados.

Se autorizan también capturaderos homologados en otras comunidades o países, con un plazo máximo de cinco días para resolver las solicitudes. La comunicación de capturas se flexibiliza, permitiendo que los cazadores entreguen fichas en formato papel y que los titulares informen periódicamente a la administración sobre los resultados obtenidos.

Presuntamente, estas medidas buscan reducir rápidamente la población de jabalíes, que en los últimos años ha aumentado en la región, incrementando así el riesgo de transmisión de enfermedades como la Peste Porcina Africana.

La propagación de esta enfermedad, que supuestamente ya ha afectado a varias áreas en Europa del Este y otras regiones, representa una amenaza grave para la industria porcicultora y la biodiversidad local.

El control del jabalí ha sido un tema polémico en Castilla y León, donde la especie, considerada una especie cinegética y de caza mayor, ha visto incrementada su presencia en zonas rurales y urbanas.

La Junta, además, ha establecido que se podrán emplear técnicas de alimentación suplementaria y otros métodos complementarios para reducir la población de estos animales, en línea con las recomendaciones internacionales.

Supuestamente, la adopción de estas medidas forma parte de un plan integral de prevención, que incluye también acciones coordinadas con otras consejerías y organismos.

La finalidad es evitar que la enfermedad se extienda y cause daños económicos y ecológicos irreparables. Se espera que estas acciones sean evaluadas periódicamente para ajustar las estrategias según la evolución de la situación.

En definitiva, la Junta de Castilla y León busca actuar con urgencia y decisión para combatir una amenaza que, si no se controla, podría tener consecuencias devastadoras tanto para la salud animal como para la economía regional, que en muchos casos depende de la caza y la conservación de la fauna silvestre.