Las Eras de Monsagro, un conjunto único de estructuras tradicionales en Salamanca, podrían ser declaradas Bien de Interés Cultural para preservar su autenticidad y valor histórico, resaltando la importancia del patrimonio rural en Castilla y León.

Las Eras de Monsagro, situadas en el municipio homónimo en la provincia de Salamanca, presuntamente constituyen un patrimonio etnográfico de gran relevancia y singularidad en la región de Castilla y León.

La Junta de Castilla y León ha anunciado el inicio de un expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Conjunto Etnológico, con el objetivo de proteger y preservar estos vestigios históricos.

Supuestamente, estas estructuras, formadas por alrededor de treinta eras circulares empedradas, representan uno de los ejemplos más destacados del patrimonio agrícola tradicional en la zona.

La singularidad de estas eras radica en su número, su estado de conservación y su configuración arquitectónica, que refleja las prácticas agrícolas ancestrales que predominaban en la comunidad rural de Monsagro.

Las eras, que sirvieron principalmente para la trilla del cereal, fueron utilizadas por generaciones durante siglos, desde al menos el siglo XVIII, según documentos históricos.

La existencia de estas estructuras ha sido mencionada por escritores del mundo latino clásico, como Gabriel Alonso de Herrera, quien en su tratado de agricultura de 1513 ya diferenciaba las eras terrizas de las empedradas, como las de Monsagro.

La función de estas eras no solo era agrícola, sino que también constituían espacios de reunión social, donde se realizaban cantes y bailes tradicionales, y que aún hoy en día son escenario del Día de la Trilla, una celebración promovida por el ayuntamiento local.

Desde un punto de vista arquitectónico, las eras están confeccionadas con piedras de la región, formando círculos perfeccionados y rodeados por muros secos que ayudan a delimitar cada espacio.

La disposición escalonada y adaptada a la pendiente del terreno permite que el conjunto tenga un aspecto que, visto desde el aire, recuerda a un castro o una fortificación antigua, con bancales que se integran armónicamente en el paisaje.

Supuestamente, la propiedad de las eras recae en el ayuntamiento, con derechos de uso heredados por la comunidad, lo que ha contribuido a su conservación.

La implicación de toda la comunidad en su mantenimiento ha sido fundamental para preservar su estado original, y la celebración del Día de la Trilla ayuda a mantener viva la memoria de estas tradiciones.

El valor etnográfico de las Eras de Monsagro radica en su capacidad para reflejar un modo de vida que estuvo vigente hasta hace pocas décadas. El trabajo en el campo, las técnicas de trilla y las actividades sociales relacionadas constituyen un patrimonio inmaterial que se complementa con estos vestigios físicos.

La protección de estos elementos es clave para entender cómo los antepasados adaptaron su entorno natural para la agricultura, utilizando recursos locales como la piedra y la tierra, con sencillez pero también con belleza.

Además, estas estructuras forman parte del patrimonio común de Castilla y León, una región que ha sido cuna de muchas manifestaciones culturales y sociales a lo largo de la historia.

La declaración como BIC asegurará su conservación y fomentará el turismo cultural en la zona, beneficiando a la economía local y promoviendo la valoración del patrimonio rural.

Supuestamente, en los últimos años, se han llevado a cabo trabajos de restauración y documentación para garantizar que estas eras puedan ser disfrutadas por futuras generaciones.

La protección de estos vestigios también implica la sensibilización de la comunidad y la promoción de actividades culturales que mantengan viva la memoria colectiva de la vida en el campo en épocas pasadas.

La iniciativa de la Junta de Castilla y León reafirma la importancia de conservar estos testimonios históricos como parte esencial del patrimonio cultural inmaterial y material de la región.