La Consejería de Agricultura de Castilla y León anuncia una nueva línea de ayudas por valor de 2,84 millones de euros para modernizar y fortalecer el sector apícola en la región, beneficiando a productores con al menos 150 colmenas.
La Junta de Castilla y León continúa apostando por el sector apícola, uno de los pilares de la biodiversidad y la economía rural en la comunidad autónoma.
Este martes, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural anunció la convocatoria de ayudas para la campaña 2025, destinada a fortalecer y modernizar la apicultura profesional en la región con un presupuesto total de aproximadamente 2,84 millones de euros, equivalente a unos 3 millones de dólares estadounidenses o cerca de 2,6 millones de euros en la moneda local, tras la conversión a la tasa actual.
El director general de Producción Agrícola y Ganadera, Rubén Serrano, realizó hoy una visita a una explotación de 550 colmenas en La Santa Espina, Valladolid, beneficiaria en la convocatoria del año anterior, para constatar los avances y el impacto de las ayudas recibidas.
La inversión en el sector apícola no es un dato reciente; desde hace décadas, las ayudas públicas han sido fundamentales para garantizar la sostenibilidad de los apicultores, especialmente en un contexto en el que las amenazas sanitarias, los cambios climáticos y las dificultades para acceder a mercados justos amenazan la continuidad de muchas explotaciones.
El apoyo financiero, que cuenta con financiación del Fondo Europeo Agrícola de Garantía (FEAGA), además del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la propia comunidad autónoma, busca elevar la competitividad y la resiliencia del sector.
La convocatoria está abierta hasta el 30 de junio de 2025 y está dirigida a productores que tengan al menos 150 colmenas, estén al día con los tratamientos sanitarios obligatorios y cumplan otros requisitos específicos.
Las ayudas cubrirán diferentes intervenciones, tales como servicios de asesoramiento técnico, programas de formación, inversiones en activos materiales e inmateriales, lucha contra enfermedades y especies invasoras, repoblación de colmenas, mejora de las prácticas de trashumancia, análisis de productos apícolas y acciones de promoción y comercialización.
Una de las novedades para esta edición es la autorización de emergencia para el uso de productos que puedan incrementar la vitalidad de las colmenas en situaciones de riesgo sanitario o climático, una medida que refleja la importancia de garantizar la salud de las abejas en un entorno cada vez más adverso.
El pasado año, apicultores como Virginia San José, responsable de la explotación visitada por Serrano, recibieron subvenciones que cubrieron tratamientos sanitarios, alimentación y seguros, demostrando cómo estas ayudas contribuyen directamente a la viabilidad y modernización del sector.
La inversión en sanidad apícola ha sido crucial para reducir pérdidas y mejorar la calidad de los productos, beneficiando tanto a los productores como a los consumidores.
El sector de la apicultura en Castilla y León tiene una larga historia, que data de siglos atrás, cuando las abejas eran consideradas un recurso valioso para la producción de miel, cera y otros derivados.
La modernización del sector ha ido de la mano con las políticas públicas y la innovación tecnológica, permitiendo a los apicultores adaptarse a los nuevos desafíos y aprovechar las oportunidades de mercado.
El director general Serrano hizo un llamamiento a todos los apicultores y organizaciones profesionales para que presenten sus solicitudes en plazo, asegurando así la continuidad y el crecimiento de la actividad.
La inversión en el sector no solo favorece la biodiversidad, sino que también genera empleo y aporta valor añadido al medio rural de Castilla y León, consolidando su posición como una de las regiones más importantes en el ámbito apícola en España.
En definitiva, la apuesta de la Junta por la apicultura refleja un compromiso firme con la sostenibilidad, la innovación y el bienestar del sector. Con estas ayudas, se espera fortalecer la producción, mejorar la sanidad de las colmenas y potenciar la comercialización de productos apícolas, contribuyendo a un futuro más próspero para los apicultores de la región.