El ayuntamiento de Zaragoza aumenta la utilización de insectos beneficiosos en sus parques y zonas verdes, promoviendo una solución natural y sostenible para el control de plagas sin utilizar productos químicos.
En los últimos días, los parques, jardines y áreas arboladas de Zaragoza han visto incrementar su protección natural gracias a una innovadora estrategia ecológica.
Se ha desplegado un ejército de aproximadamente 200,000 insectos beneficiosos, en su mayoría mariquitas de dos puntos (Adalia bipunctata), crisopas (Crisoperla carnea) y Aphidius colemani, un parasitoide que ayuda a controlar pulgones.
Esta iniciativa forma parte de la política ambiental del Ayuntamiento de Zaragoza, que busca reducir el uso de pesticidas y promover la biodiversidad urbana.
Desde hace varios años, el consistorio ha implementado el control biológico como método principal para mantener a raya las plagas que afectan a los árboles y plantas de la ciudad.
Sin embargo, este año se ha intensificado la presencia de estos insectos beneficiosos, pasando de 141.000 ejemplares en 2022 a los actuales 200.000, distribuidos cuidadosamente en todos los distritos y en zonas rurales cercanas. La estrategia se centra en liberar estos depredadores naturales en árboles, arbustos y plantas vulnerables, con el objetivo de que establezcan un equilibrio ecológico que favorezca la salud de las especies vegetales.
El control biológico es una técnica respetuosa con el medio ambiente, que evita la utilización de productos químicos dañinos para las personas y la biodiversidad.
La consejera de Medio Ambiente y Movilidad, Tatiana Gaudes, explicó que “esta metodología aprovecha la naturaleza para gestionar las plagas, ayudando a mantener un entorno urbano saludable y sostenible”.
Además, destacó que las especies de árboles como arces, perales, rosales de Siria, catalpas y tilos, especialmente en zonas como el Paseo Independencia, han mostrado una significativa reducción en la presencia de plagas gracias a esta intervención.
El proceso consiste en liberar los insectos en las zonas afectadas y realizar un seguimiento continuo para evaluar su adaptación y eficacia. La estrategia también contempla la creación de zonas refugio, ubicadas en alcorques, praderas y platabandas, que facilitan la reproducción y supervivencia de estos depredadores naturales.
En concreto, este año se han sembrado aproximadamente 1.700 metros cuadrados de “alcorques floridos” en lugares como el Paseo Echegaray y Caballero, la Avenida de Ranillas, y en áreas como La Chimenea y Alcalde Caballero.
Asimismo, se han designado áreas naturalizadas donde se permite la floración de especies silvestres y se realiza un manejo selectivo del crecimiento vegetal, segando solo cuando la vegetación ha llegado a su punto de agotamiento.
En total, estas zonas suman unos 14.400 metros cuadrados, principalmente en el entorno del Corredor Verde. La finalidad es crear un ecosistema equilibrado que favorezca la presencia y reproducción de insectos beneficiosos, fortaleciendo la biodiversidad urbana y promoviendo un entorno más saludable para todos.
Este enfoque integral forma parte de la política ambiental que el Ayuntamiento de Zaragoza ha desarrollado en los últimos cinco años, priorizando la sostenibilidad, la salud pública y la conservación de la naturaleza.
La incorporación de estos insectos en las zonas verdes de la ciudad no solo ayuda a mantener el arbolado en buen estado, sino que también contribuye a reducir la dependencia de productos químicos, que pueden ser nocivos para las personas y otros seres vivos.
En conclusión, Zaragoza continúa apostando por estrategias innovadoras y respetuosas con el medio ambiente, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, fomentando una gestión urbana más ecológica y saludable.
La presencia de este “ejército invisible” de insectos beneficiosos representa un paso importante en la protección del patrimonio vegetal de la ciudad y en la promoción de un entorno urbano más verde y equilibrado.