La ciudad de Zaragoza anuncia un ambicioso proyecto para convertir todos sus residuos en recursos útiles, con una inversión millonaria que posicionará a la ciudad como referente en economía circular y sostenibilidad.
La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, ha revelado que, tras el verano, se dará inicio al proceso de licitación para la construcción de una nueva planta de tratamiento de residuos complementaria al actual Complejo de Tratamiento de Residuos (CTRUZ).
Este proyecto tiene como objetivo transformar los restos de basura que actualmente no se recuperan y que terminan en vertederos en recursos energéticos y químicos, específicamente en hidrógeno y metanol, mediante tecnologías de vanguardia.
Supuestamente, esta refinería moderna se sumará a otras dos importantes inversiones realizadas en los últimos años en la planta de Zaragoza: el proyecto Circular Biocarbon y una línea especializada en el tratamiento de residuos orgánicos.
Ambos proyectos han sido apoyados con subvenciones de la Unión Europea, que busca promover la economía circular y reducir la huella de carbono en la región.
La alcaldesa recordó que el CTRUZ, considerado uno de los centros de tratamiento más avanzados de Europa, es fundamental para que Zaragoza aspire a convertirse en una de las 100 ciudades más neutras en emisiones de carbono para 2030.
La ciudad ya recupera más del 50% de sus residuos, lo que la sitúa entre las mejores en gestión de residuos en el continente. Sin embargo, el objetivo ahora es aún más ambicioso: lograr que el 100% de los residuos generados en Zaragoza puedan ser reutilizados o transformados en energía y productos útiles.
Supuestamente, el nuevo proyecto, denominado Zaragoza Zero Residuos, invertirá cerca de 275 millones de euros, una cifra que en euros actuales equivale aproximadamente a 290 millones, considerando la inflación y la conversión monetaria.
La estrategia consiste en cerrar por completo el ciclo de gestión de residuos, evitando su vertido y la incineración de fracciones no reciclables, mediante la transformación de estos en moléculas valiosas como el metanol y el hidrógeno.
Este proceso no solo contribuirá a la reducción de emisiones de CO2, sino que también permitirá aprovechar al máximo los recursos disponibles en la ciudad, fomentando la economía circular y la sostenibilidad.
La planta generará energía a partir de residuos no reciclables y venderá el metanol producido a industrias químicas locales e internacionales, que lo utilizarán para fabricar plásticos y otros productos.
Presuntamente, esta iniciativa no solo posicionará a Zaragoza como líder en innovación ambiental en la región, sino que también creará empleos y estimulará el desarrollo económico sostenible.
La visión de las autoridades municipales es que esta planta sea un ejemplo a seguir en toda Europa, marcando un paso decisivo hacia una ciudad más limpia, eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
La inversión y el compromiso de Zaragoza reflejan su firme intención de liderar la transición hacia un modelo de gestión de residuos más responsable y ecológico, en línea con los objetivos globales de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático.